Los Comienzos de Bélgica y la Colonización del Congo
En el año 1830, Bélgica emergió como una nación bajo una monarquía encabezada por la Casa de Sajonia-Coburgo y Gotha, estableciendo la dinastía real belga. Leopoldo I se convirtió en el primer rey y le siguió Leopoldo II, quien también se convirtió en el único rey del Congo en su propio nombre. En la actualidad, Bélgica es una monarquía parlamentaria.
Sin embargo, la historia oscura de Bélgica está marcada por el hecho atroz de haber perpetrado el genocidio más grande en la historia de la humanidad en el Congo belga. Se estima que murieron entre 10 y 15 millones de personas entre 1885 y 1908.
La carrera por el Congo
Corría el año 1884 y el territorio del Congo seguía sin estar colonizado. Potencias europeas como Francia, Gran Bretaña y Alemania tenían aspiraciones sobre el Congo, pero fue Leopoldo II de Bélgica quien, movido por sus ambiciones, se apoderó del territorio a título personal.
Leopoldo II financió numerosas expediciones bajo el pretexto de llevar la civilización, cultura y religión a la región. Su principal explorador contratado fue el famoso Henry Morton Stanley, quien exploró la cuenca del río Congo para obtener información sobre la población y áreas adecuadas para establecer colonias. Stanley también se destacó por su exitosa búsqueda de David Livingstone, tema que se aborda en nuestro artículo «Las expediciones más importantes de la historia.»
Con el tiempo, Leopoldo II lideró un ejército que forzó a la población autóctona a construir carreteras y vías férreas a través de métodos atroces como la esclavitud, la tortura y los castigos.

Las verdaderas intenciones de Leopoldo II
El Tratado de Berlín de 1885 dividió el continente africano entre las potencias europeas, y el llamado «Estado Libre del Congo» quedó en manos de Leopoldo II, quien convirtió el territorio en su colonia privada. El Congo era rico en marfil, madera, minerales y, sobre todo, caucho, este último siendo el recurso más explotado debido a la alta demanda de la época.

Las atrocidades cometidas
Se estima que en 1890, el Congo belga tenía una población de 20 millones de habitantes, quienes fueron sometidos a la esclavitud en una época en que la mayoría de países europeos ya la habían abolido. Con el objetivo de maximizar la producción, especialmente de caucho, los colonos belgas no dudaron en recurrir a la tortura, ejecuciones y mutilaciones como castigo y ejemplo para la población.

Entre 1885 y 1908, se estima que fueron asesinados entre 10 y 15 millones de seres humanos, erradicando poblados y etnias por completo. Los colonizadores no hicieron distinciones entre niños, mujeres y hombres, tratándolos como meros animales a los que «civilizaban» al domesticar. Incluso llegaron a exhibir a la población congoleña en zoológicos humanos en Europa y a utilizarlos para fines científicos.

En 1908, la prensa europea expuso lo que estaba sucediendo en el Congo, lo que generó cierta indignación en la sociedad belga. Esto llevó a que Bélgica, con el objetivo de lavar su imagen, obligara a Leopoldo II a ceder el control del Congo al parlamento entre 1903 y 1908, periodo en el que se produjo el mayor número de víctimas.
El supremacismo belga se extiende a Ruanda
Tras la Primera Guerra Mundial en 1918, Bélgica asumió el control de Ruanda-Burundi, que limitaba con el Congo belga, y extendió sus atrocidades. Clasificaron a la población en «Tutsis», aquellos con rasgos más occidentalizados, y «Hutus», con rasgos más africanos. Los Tutsis recibieron una educación al estilo europeo y controlaron las leyes e instituciones, sometiendo a los Hutus incluso después de la independencia. Esto condujo a los genocidios de la década de 1990, con enfrentamientos entre Hutus y Tutsis que resultaron en casi un millón de muertes.

La independencia del Congo
Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, el mundo ignoró lo que ocurrió en el Congo durante décadas debido a la atención centrada en los campos de concentración nazis. Esto avivó un sentimiento nacionalista en la región, que finalmente logró la independencia del Congo en 1960. Sin embargo, las consecuencias de la colonización persisten en forma de golpes de estado, guerras, dictaduras y la explotación de recursos por empresas extranjeras.

Hoy en día, Bélgica sigue influyendo en la región, ya que recibe una gran cantidad de minerales obtenidos de manera sangrienta, como diamantes y coltán.
Reflexión
En palabras de George Santayana (1863-1952), filósofo, ensayista, poeta y novelista español, «Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo». El Congo belga es un recordatorio sombrío de cómo las ambiciones coloniales pueden dar lugar a atrocidades inimaginables, y es crucial que nunca olvidemos esta parte de la historia para evitar que se repita.