Raichō Hiratsuka rescató a las onna bugeisha del olvido
Para comprender mejor lo que representaron estas mujeres es necesario adentrarse en la historia de Japón. Al contrario de lo que podamos pensar las mujeres también tomaron partido en las guerras de Japón. En Japón tienen un término para definir a las guerreras samuráis, se trata de las onna bugeisha (“maestras del combate”). Fueron temibles y hábiles guerreras que demostraron notoriamente su destreza. https://tc.tradetracker.net/?c=8147&m=304893&a=271516&r=&u=
Pero ¿Quiénes eran estas mujeres y cómo encajan en la historia militar japonesa premoderna?. En 1911 Raichō Hiratsuka, escritora, periodista y activista feminista escribió:
«Al principio, la mujer era el sol»
Lo hizo en la revista feminista Seitō, también llamada Bluestocking siendo este su primer aporte a la revista. Raichō Hiratsuka trataba de evocar la imagen de la diosa del sol conocida como Amaterasu, llamando a una revolución femenina para recuperar su luz interior e independencia. Se emcontraba en una era que buscaba forzar a las mujeres a asumir el papel de buena esposa.

Para la escritora recuperar la historia de las onna bugeisha fue una manera de recuperar esa luz. Hasta entonces la historia de estas mujeres había permanecido oculta en una cultura tan masculina en la que el papel de la mujer no interesaba ensalzar. Raichō Hiratsuka se encargó de ensalzar a una serie de guerreras samuráis que a continuación detallamos.
Contenido
La Emperatriz Jingu
Empezamos hablando de la Emperatriz Jingu, se supone vivió entre los años 170 y 270 d.C., aparece en las llamadas “crónicas de Kojiki” en el año 713 d.C. es el libro más antiguo conservado sobre la historia de Japón y literalmente significa “registro de cosas antiguas”.
Es una compilación de antiguos mitos, leyendas, poemas y canciones que narra la historia de Japón desde la creación de Japón por los dioses kami y finaliza en la era de la Emperatriz Suiko (593-628 d.C.). Aunque faltaba mucho para que el concepto de guerreros como los samuráis y las onna bugeisha existieran ya se mencionó a la primera mujer guerrera.
La Emperatriz Jingu fue una figura legendaria que conquistó Corea dirigiendo su ejército en numerosas victorias. Esposa del emperador Chūai del que la leyenda cuenta que al haberse enfurecido con los dioses estos le profetizaron que moriría pronto y no recibiría la tierra prometida de Corea pero su hijo si lo haría.
La profecía se cumplió y el emperador Chūai murió al poco tiempo de pisar tierra coreana, su esposa Okinaga pasó entonces a ser la Emperatriz consorte Jingu. La emperatriz se encontraba por entonces embarazada cuando tomó las riendas del ejército. Para retrasar el parto se colocó un cinturón con piedras en su cintura.

Se la describe como una reina chamánica que dedicaba gran tiempo a la brujería y no tuvo a su hijo Ojin hasta haber realizado todas las conquistas pasados tres años. Se mantuvo en el poder hasta su muerte cediendo el trono a su hijo cuando tenía 70 años. En las crónicas de Kojiki se menciona que Ojin a pesar de todo reinó durante 40 años.
Tomoe Gozen
Tomoe Gozen (1157 d.C-1187d.C?) es considerada la primera onna bugeisha de la que se tiene constancia. Sirvió bajo las órdenes de Minamoto no Yoritomo fundador del primer shogunato llamado Kamakura, líder del clan Minamoto, samurái y señor de la guerra.

Hoy en día no se sabe si existió realmente pero su historia aparece escrita en el poema épico “El cantar de Heike”, donde se la describe como una «mujer extremadamente hermosa, de blanca tez y larga cabellera, además de ser una guerrera valiente y capaz de manejar un arco poderoso».
En el poema también se destaca que fue una gran domadora de caballos y dominaba “la naginata”. Su fama se forjó durante las “Guerras Genpei”, Tomoe Gozen formaba parte del clan Minamoto cuando se enfrentó al clan más poderoso de Japón los Taira, dirigiendo tropas destacó y venció en numerosas batallas.
Existen varias versiones sobre su muerte, desde que murió en una batalla o hasta que consiguió huir con su amante llegando incluso a tener un hijo.
Hangaku Gozen
La siguiente onna bugeisha de la que vamos a hablar se llamaba Hangaku Gozen que fue coetánea de Tomoe Gozen, pero en el bando opuesto. Ambas recibieron entrenamiento en combate sus armas más comunes eran el arco y la naginata (una especie de lanza).
Estas armas permitían mantener cierta ventaja sobre la mayor corpulencia y fuerza de los hombres, manteniendo la distancia y evitando el cuerpo a cuerpo. Como tantas mujeres de la época esta formación era debida a que dado el caso de tener que defender sus poblados o casas no dudarían en hacer uso de sus armas para proteger sus posesiones y su honor.

Hangaku Gozen era hija de del guerrero Jo Sukekumi, aliado y combatiente junto a dos de sus hijos del clan Taira. Combatió y fue derrotado en las Guerras Gempei por el clan Minamoto que estableció el shogunato Kamakura al finalizar esta guerra en 1185.
Miembros de su familia se rebelaron contra el shogunato Kamakura en 1201 y Hangaku Gozen tomó partido en la rebelión. Después de múltiples combates infructuosos terminó por replegarse en el castillo Torisakayama junto a 3000 guerreros más. Se enfrentaron al clan Hojo partidario del shogunato, con un ejército de 10.000 guerreros que tuvo muchísimas dificultades hasta el punto de casi abandonar el asedio.
Hangaku Gozen luchó con tal fiereza y valor lo que llamó la atención de sus enemigos que aún pese a dejarla malherida no osaron ejecutarla. Fue hecha prisionera y llevada a la presencia del por entonces shogun Minamoto no Yorie. Finalmente fue liberada por el shogun con la condición de no volver a revelarse. Se casó con un guerrero al servicio del shogun teniendo una hija y una vida plácida.
Nakano Takeko
Avanzamos hasta la Guerra Boshin (1868-1869) cuando el shogunato Tokugawa dominaba Japón por encima del emperador Kōmei. El país todavía se encontraba aislado en una época feudal y preindustrial. A Japón comenzaron a llegar embajadores y comerciantes de países europeos y Estados Unidos, ávidos de comercio.

Lo que significaba que los apoyos de las grandes potencias para que el emperador modernizara y abandonara su aislamiento no tardarían en llegar. De este modo en enero de 1868 dió comienzo una guerra contra el shogunato Tokugawa. El emperador murió apenas un mes después del comienzo de dicha guerra.
Meiji Tennō heredó el trono imperial y una guerra de la que estaba muy al corriente. Cabe mencionar que fue en esta época en la que está basada la película “El último Samurái”. Las fuerzas imperiales modernizadas y equipadas con armas de fuego de artillería comenzó a sofocar y prohibir la existencia de los samuráis.
Uno de los acontecimientos más importantes de esta guerra se produjo con la “Batalla de Aizu” (octubre-noviembre de 1868). La ciudad de Aizu tenía por entonces un ejército permanente de 5000 soldados, gran parte de ellos samuráis por lo que era un objetivo claro al no someterse a los designios del nuevo emperador.
Aunque las fuerzas de Aizu fueron derrotadas la heroicidad de Nakano Takeko en esta batalla fue recordada y alabada incluso por las fuerzas imperiales. Murió encabezando una carga suicida contra los asediadores. Fue una de las últimas onna bugeisha de la historia.

Nakano Takeko pudo resistir a pesar de todo lo suficiente para pedirle a su hermana que le cortara la cabeza antes que ser capturada viva. La cabeza la enterró bajo un árbol donde actualmente hay un monumento a su memoria. Hoy en día se siguen celebrando festejos anuales para conmemorar el día de su muerte.
Niijima Yae
En la “Batalla de Aizu” también destacó en el combate una joven artillera llamada Niijima Yae de 22 años. Formaba parte del regimiento de Nakano Takeko, pero tuvo mejor fortuna al ser hecha prisionera y liberada en 1871. Una vez aplastada la rebelión, Niijima Yae entendió que a pesar de todo debía seguir sirviendo a su país.

Se convirtió al cristianismo por medio de su marido que era reverendo y al poco tiempo se enroló en el ejército como enfermera y prestó sus servicios en la primera guerra chino-japonesa y la guerra ruso-japonesa. El arrojo y la entrega demostrada fue correspondida con varias condecoraciones, incluso el emperador Hirohito la obsequió por su compromiso con el país.
En resumen, podemos decir que las mujeres siempre han estado presentes en la historia militar de Japón. Tan solo debemos indagar más, desenterrar en los escritos y relatos la historia de mujeres que han permanecido ocultas y darle una interpretación más actual para devolverlas al lugar que realmente merecen.