Cómo un meteorito hizo a la cristiandad un poder religioso mundial

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Bueno, tal vez sea un esfuerzo comparar el impacto de un meteorito con el aleteo de las alas de una mariposa. En este caso concreto, estamos hablando de un trozo de roca de más de 9 metros de ancho que descendía a una velocidad de casi 7,000 Km. por hora cuando se estrelló en lo que hoy es la región central italiana de Abruzzo en el 312 d.C.. El impacto no mató a nadie y ni siquiera afectó el clima, ​​el acontecimiento podría haber sido olvidado por la historia si no fuera por un hombre que miró hacia el cielo en ese momento. Su nombre era Constantino I, más tarde conocido como Constantino el Grande. En octubre de 312 d.C., estaba al mando de un ejército estacionado cerca de las puertas de Roma, se preparaba para la batalla final para tomar la ciudad.

Desde febrero ha estado librando contra su rival, Marco Aurelio Maxentio (Majencio), en todo el norte de Italia. Fueron los dos últimos de los cuatro emperadores que lucharon por el control de Roma. Y aunque el ejército de Constantino tenía solo 40,000 soldados, logró obtener importantes victorias sobre los 100,000 hombres de Majencio. Pero mientras se preparaba para la batalla final, las esperanzas de Constantino se estaban desvaneciendo rápidamente. El ejército de Majencio y las defensas de Roma parecían demasiado fuertes para vencer. Pero entonces Constantino vio el meteorito, una luz ardiente en forma de cruz. En 2003, un equipo de científicos dirigido por el geólogo sueco Jens Ormö finalmente encontró lo que ellos creen que es el cráter que resultó del impacto del meteorito. Su teoría: la roca ardiente había descendido en un ángulo oblicuo, haciendo que dejara atrás un largo sendero.

Constantino lo vio como un presagio e hizo que sus soldados pusieran la señal de la cruz en sus escudos. Al día siguiente, 28 de octubre de 312, las tropas de Majencio salieron de las murallas de la ciudad para encontrarse con Constantine en el campo de batalla. Los historiadores creen que Maxentius planeaba rodear a su enemigo, pero el plan fracasó. En cambio, las dos fuerzas se enfrentaron en la Batalla del Puente Milvio, donde Constantino pudo atrapar al enemigo entre su ejército y el río Tíber. Majencio se ahogó en el Tíber ese día y Constantino se convirtió en el único gobernante de Roma. Sin embargo, el significado de la batalla se extiende más allá de la victoria de Constantino sobre un ejército superior: Constantino dedicó su triunfo al Dios cristiano, y durante los siguientes 25 años de su reinado, promovió asiduamente el cristianismo. Con su ayuda, se convertiría en una religión mundial.

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